domingo, 31 de octubre de 2010

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¡Oh, calor de la derrama que abraso!
¿Qué será lo que me aja, rompe y quema
ahora, qué me inquieta, asaz dilema,
seré yo quien padece y arde acaso?
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¿Qué hice que ahora quemo? ¡Ahhh, dolor craso
que me daña! ¿Quién eres, quién me crema
las entrañas, y qué fuerza suprema
es ésta que me arrastra hacia el ocaso?
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¡Oh, no, ya recuerdo, oh, sin fin la rueda,
eternidad en llamas contraída,
quise poder y absoluta indolencia!
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Supremo entre mortales, almoneda
del diablo, vendí el ánima, la vida
dada, hablé e hice en cera a mi conciencia.
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